jueves, 17 de abril de 2008

Una prioridad es analizar nuestro pasado

Nota II
Estarán los que aseguren que durante esta época (1954/1989), había “progreso”; que se vivía bien y que existía tranquilidad. “Uno podía dormir con las puertas abiertas”, dicen quienes defienden aquel gobierno. Es indiscutible que el Paraguay dio un salto impresionante, que se realizaron transformaciones en muchas esferas y en varias regiones del país. La pesada atmosfera de seres imaginarios que entorpecían la libre capacidad del ciudadano y el lento ritmo de un casi inadvertido desarrollo de las fuerzas productivas fue cambiando por otras realidades. Los fantasmas mitológicos fueron evaporándose y templos de usinas fueron siendo los nuevos fenómenos del país. Otras muchas realidades vinieron para quedarse y cambiar definitivamente ese país de largas siestas. Pero estas realidades, analizadas por separadas, no pueden dar más que una respuesta aislada y parcial de lo que fue realmente aquel período.
Sin embargo, existe otra historia, que aún sigue casi desconocida. Esta, a la historiografía tradicional no le interesa; no quiere ocuparse de esos hechos, acontecimientos, procesos, episodios porque no son de incumbencia de la supuesta historia “seria, científica y profesional”. Estas secciones de la historia paraguaya, según afirman todavía algunos, “no son importantes porque no afectaron a un grupo o a un conjunto importante de ciudadanos del país”. Con estos argumentos se sigue ocultando procesos de lucha, de resistencias
que protagonizaron el pueblo paraguayo.
Casi en susurro y de a poco, los protagonistas de estas realidades, van contando que pasó en el barrio, en el poblado, en la región, en la fábrica, en los lugares de trabajo, en los colegios y universidades. Y así, de esta manera, hoy se pueden evaluar los costos “sociales, culturales y políticos” de los años de la dictadura, cuyos efectos todavía padece la sociedad paraguaya, a pesar de los 18 años de proceso de transición o de apertura democrática.
Stroessner y su maquinaria pudo mantenerse tanto tiempo en el poder, por las permanentes y sistemáticas represiones que sufrieron los trabajadores, los campesinos, los partidos políticos, los movimientos estudiantiles, las mujeres y el simple ciudadano paraguayo. Pero hay que decir que las represiones formaron parte de un sistema que tuvo un soporte social, dado a través del “convencimiento”, “el acuerdo político” y principalmente de la
“coincidencia ideológica”, puesta en la práctica social, como instrumento que utilizó la dictadura para desmovilizar políticamente a la oposición en general. Es decir, que muchos ciudadanos vieron con buenos ojos cuando se reprimía a quienes eran acusados de “comunistas”, de “guerrilleros”, de “golpistas”. Ese soporte social, junto con las sistemáticas represiones, fueron fundamentales para el sostenimiento de la dictadura durante tanto tiempo.

1 comentario:

Ignacio dijo...

Estimado Carlos, comparto con vos que hay que adentrarse con todas las herramientas científicas al estudio de estos años dictatoriales. Es una tarea pendiente.
Sin embargo creo que hay tener una pregunta, un problema más claramente definido. Es decir, no se trata sólo de ir para atrás para comprender mejor, sino poder respondernos para que me sirve hoy comprender mejor esos años.
Después de respondernos esto creo que podremos lanzarnos hacia atrás con mayor claridad.
Como decís vos, la historia se lee desde el presente, con una inquietud desde el presente/futuro.
Un abrazo, y gracias por iniciar este blog