martes, 6 de mayo de 2008

Una prioridad es analizar nuestro pasado

Nota VI
Los nuevos tiempos que vive Latinoamérica y el resto del mundo, demuestran claramente hacia donde deben dirigirse los pueblos. Los valores del sistema democrático tienen nuevos desafíos que obliga a los gobiernos a buscar respuestas dentro de los límites que le impone un sistema basado en instituciones democráticas y deliberantes, en leyes claras y reflexivas del proceso que vive el país. Hoy ya no se puede pensar en volver al pasado e
instaurar regímenes autoritarios y dictatoriales, que solamente con represiones pudieron mantenerse en el poder.
Las fuerzas democráticas hoy -contrariamente a los años anteriores- cuentan con los ejemplos de los procesos que viven los pueblos vecinos hermanos, que nos enseñan que se pueden realizar grandes obras de necesidades sociales fundamentales, sin necesidad de reprimir a nadie, sin robar, sin instalar un sistema basado en la corrupción y en la prebenda. En este sentido la historia es una educadora inigualable.
Tenemos que bucear en el “túnel del pasado” y reconocer aquellas realidades para darnos cuenta que el camino elegido por los militares y los colorados que apoyaron a la dictadura, no era el mejor para nuestro país. Debemos recuperar, no solamente, las cenizas de los hechos y acontecimientos, sino y fundamentalmente, el fuego puesto en las luchas sociales y políticas que dejaron cientos de ejemplos de los cuales debemos aprender.
Es tiempo que comencemos a discutir, sin alarde, ni miedos, sin resquemores y sin temor a la crítica. Ha llegado el momento de pensar en ser consecuente con la capacidad que tenemos todos de ser auto críticos y, que la mejor manera de superarnos, justamente es reconociendo nuestras falencias y debilidades.
Con el deseo de estar contribuyendo en algo por lograr el esclarecimiento de muchos de los procesos vividos en el Paraguay durante los últimos cincuenta años, dedicamos este material a todos los que lucharon porque hoy estemos en un proceso más respetuoso, transparente y, sobre todo, más pendiente por la vigencia de los derechos humanos. Porque aquellos esfuerzos y sacrificios de tantos luchadores, tengan algún sentido para este país.

viernes, 2 de mayo de 2008

Una prioridad es analizar nuestro pasado

Nota III
Bajo la acusación de “comunista” o de la existencia de “un plan golpista”, los efectivos de la policía política llevaban adelante razzias represivas que aterrorizaban a la población. Estas acciones violentas, aunque desconocidas por una gran mayoría de los compatriotas, eran también asumidas por otra parte de la ciudadanía, que no demostraba ninguna preocupación por la suerte de los afectados. Y esto era porque existía un vínculo –invisible-, entre las argumentaciones dadas por el gobierno y la manera de pensar de esa ciudadano de la que hacemos referencia. Aún hoy, muchos consideran que todas “aquellos excesos de la policía de Investigaciones” o de la “Técnica”, son inventos de los “comunistas”. Sin embargo la historia deja siempre pruebas que no pueden discutirse y no dejan dudas para caracterizar aquellos años de miedo y terror.
Y aunque nadie puede negar que la represa de Itaipú ha transformado económicamente el país; que se realizaron obras de utilidad para la ciudadanía y que el Paraguay de la década del 70, tuvo un crecimiento económico que nunca antes había obtenido, nada de esas realidades puede explicar ni justificar lo que le ocurría al simple ciudadano cuando era apresado y caía en manos de los torturadores, apostados en el Departamento de Investigaciones, en “La Técnica” o en cualquiera de las comisarías y seccionales o alcaldías del país, incluso en las estancias.
Hoy tampoco nadie puede ocultar que detrás de aquellas grandes obras, se generaron planes y mafias que, a través de la corrupción y de los robos, se convirtieron, de la noche a la mañana, en los nuevos millonarios del país. Así como la represión fue permanente durante los casi 35 años, también se puede afirmar que los grandes negociados ilícitos, robos de propiedades y acciones ilegales fueron la otra nota sistemática de aquel gobierno autoritario.
No hay ninguna duda que durante el período que va desde 1954 hasta 1989, ingresó al país la mayor cantidad de dinero que conoció la historia económica del país. Sin embargo, hoy todavía hay centros de poblaciones en el territorio nacional, que siguen sin contar con agua sanitaria; sin electricidad, sin un centro de salud que responda medianamente a las necesidades de primeros auxilios. No hay carreteras asfaltadas que unan diferentes centros productivos; en muchos ranchos y lugares del campo, se siguen utilizando herramientas que eran usados en el siglo XIX.